Nadie, absolutamente nadie, duda de los merecimientos de
Antonio López, distinguido como Viñador en el ámbito social, en reconocimiento
a una encomiable trayectoria de servicio, entrega y solidaridad con los demás.
Lo ha hecho en el Hospital con los mayores, en Elder y en Cáritas desde que
Ramón González le pidiera que echase una mano. Disponible para todo y
para todos, este hombre multiusos recorre cada día las calles de la ciudad con
la furgoneta burdeos de la entidad y acaba recalando en el centro Teresa de
Calcuta donde se pone manos a lo obra con su inconfundible mono de tirantes y
ese talante afable que siempre le acompaña.
—¿Esperaba que le distinguieran con un Viñador?
—Ya fue una sorpresa cuando me comunicaron que estaba entre
los cuatro propuestos de la categoría y todavía más cuando me dijeron que había
sido yo el elegido. Fue una gran alegría, mezclada también con algo de
responsabilidad. Pero tengo que claro que este Viñador lo tengo que dividir en
muchos trocitos porque lo tengo que compartir con mucha gente.
—¿Qué destacaría de su larga trayectoria en Cáritas?
—Son ya muchos años. Siempre me ha gustado implicarme en la
tarea de ayudar a los demás y por eso cuando Ramón González fue director de
Cáritas me pidió que enseñara mi oficio a alguna gente, no lo dudé. Cuando
tengo una persona de las que vienen aquí delante, me digo a mí mismo que no me
gustaría estar en su situación y eso me obliga a ayudarle todo lo que pueda.
Con educación y trabajo tenemos que hacer todo lo que podamos para mejorar la
vida de estas personas. Cáritas, que hace una labor inmensa, no puede
solucionar toda la papeleta, lo fundamental es que tengan trabajo y formación.
—Es una labor dura, pero gratificante ¿no cree?
—Sobre todo porque te encuentras unas realidades de vida muy
complicadas, más en sectores más vulnerables como niños, mujeres, personas
mayores o personas con algo discapacidad. Vienen de África, Sudamérica…muchos
de ellos sin papeles y eso dificulta todo. Pero es cierto que ayudar es siempre
algo bonito.
—¿Recuerda algún momento más especial en esta labor que
hace en Cáritas?
—Me han pasado muchas cosas, pero me resultó gracioso lo que
me pasó con una asociación de senegaleses que viven en Tomelloso.
Trabajan de temporeros aquí, en Andalucía y en otros sitios. Ellos hacen una
fiesta y les dejamos las instalaciones y siempre me dicen que me vaya con ellos
a su país, que allí voy a ser el rey con cinco o seis mujeres para mí. (risas).
Yo les digo que con una mujer, la mía, ya tengo bastante y me dicen que esas
mujeres me van a cuidar muy bien.
— ¿A quién dedicará el premio?
—Sobre todo a la familia que es la que me acompaña en esta
labor que hago. Como decía al principio, dividiría el Viñador en muchos
trocitos y yo me quedaría con el más pequeño.
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Jueves, 21 de Agosto del 2025
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